La fiesta se realiza entre el 1 y el 6 de enero, en la que participan más de un millar de hombres, mujeres y niños de ocho comunidades campesinas, además de la Escuela de Danza del Municipio traendo a una gran cantidad de turistas cada año.
Disfrazados de diablos con llamativos colores, entre los que predomina el rojo; máscaras con cuernos y látigos de patas de venado, los indígenas participaban en la Diablada, que se inició primero en el campo en la época de la colonia y luego llegó a la urbe en la vida republicana.
Los participantes asumen los costos de los disfraces, mientras que el contrato de la banda de pueblo, cuyo precio oscila entre los $ 300 y $ 1.000, se paga con la venta de alimentos durante el festejo. Pero desde este año, el Municipio local contribuye con $ 500 para cada comunidad.